domingo, 3 de septiembre de 2017

Filosofía-Pop 6.




38. Lo sagrado es el momento en el que la humanidad se desvanece y rehúsa ante lo que sobreabunda. La muerte, el sexo y el arte.

39. Al otro lado hay nada... al otro lado, lo absolutamente otro, lo no disponible, lo no representable, LO QUE NO. Lo sagrado. Lo más cercano a lo sagrado, a lo que no, es el coito. El estremecimiento sexual que precede y linda con la muerte.

40. No es posible una auténtica relación inmediata con lo real. Las revelaciones siempre necesitan de la exégesis; las obras de arte de críticos e intérpretes. Cuando el arte o la religión creen haber tocado el fundamento de lo real no hacen más que contar mitos, cuentos o gigantomaquias acerca del ser. Esta era la razón por la que Platón no quería poetas en la ciudad.

41. El artista no piensa. El arte tiene una relación no mediada con lo real. Ni el director de cine, ni el poeta, ni mucho menos el novelista, tienen que ser ni deben ser filósofos. El pensamiento que pueda desprenderse de la obra de un autor es una actividad de orden secundario, que no compete al artista. El arte conceptual imperante en la era contemporánea quiere pensar, devenir filosofía, mediar la realidad por la esencia y el concepto. Eso provoca obras de arte raquíticas, que se quedan en mero proyecto o intento de y que, al fin y al cabo, deben ser complementadas con mucho texto; por el contrario puede ocurrir que la obra sea banal, ingenuamente esteticista y de una simpleza tautológica. El arte que se hace pasar por pensamiento es un fraude. Razones estas por las que el artista no puede ser considerado un "referente intelectual".

42. Mal vamos en nuestra querida Europa cuando se considera a un novelista o a un director de cine "referente intelectual" Desde que el intelecto consiste en contar cuentos el pensamiento se ha devaluado en la mera opinión.

43."Sorge", cura, procurar-por hacer por ser en la certeza de que se es para la muerte (Sein zum Tode). En la Edad Media la gente estaba pre-ocupada por su muerte; la vida se dirigía hacia ese morir. Se vivía en función de la preparación para la muerte, de un modo trascendente, claro; pero al menos había una parousía, una presencia previvida de la muerte. Ahora la muerte está oculta, es críptica no en su misterio sino por su incomodo escatológico, hasta el punto en el que parece que no morimos. Que no moriremos nunca. Razón esta de la dispersión de la vida, del mismo proyecto vital en el que ya no se hace por ser, ya no se cura (cuida) la vida, no se procura auténticamente el mundo circundante (Umwelt). Las cosas pierden solidez, se hacen más livianas, líquidas, efímeras, menos importantes PORQUE LA MUERTE NO ESTÁ PRESENTE como debería.

44. Alguien debería escribir sobre lo arcano en Heidegger y Schmitt. Recóndito, escondido y misterioso. Difícil de conocer. 

45. Lo peor que le ha podido pasar a la filosofía es el rigor y la elucidación anglosajones. Qué asco de paideia que mata el pensar mismo para convertirlo en una producción cultural más. Convertir el pensar en una técnica para ponerlo a disposición de la utilidad. Sí, muy anglosajón eso.

46. El monstruo funda el Estado.

47.  Lo real no es simbolizable dado su horror. El mito sólo indica aquello indisponible de lo que no se puede dar concepto.

48. Eleuterio, se llamó a sí mismo Luder, pensándose elegido por Dios. Lo peor que nos dejó es la interpretación bíblica personal, como si los libros que componen esa obra literaria hubiesen hablado sobre la época y la situación individual de Lutero. En la actualidad esa pretensión personalista de la exégesis bíblica ha redundado en sectas de todo tipo, basadas en el carisma de un pastor que se sirve del dinero y el cuerpo de sus feligreses. En América Latina ha terminado deviniendo en el pentecostalismo, una suerte de amalgama sincrética entre catolicismo, evangelismo y creencias indígenas. Perfecto para la manipulación y el lavado de cerebro. No hay estulticia más grande que interpretar una obra literaria con los ojos, las intenciones y los deseos del lector contemporáneo. El mundo del Viejo y Nuevo Testamento fue; está cerrado y clausurado al nuestro. Es imposible revivir qué mundo de sentido era el de Pablo de Tarso, o dilucidar qué implicaciones tenían el término Lógos y Génesis, más allá del cuidadoso estudio del filósofo, el historiador o el filólogo. Todas esas lecturas interesadas del mensaje bíblico/talmúdico o coránico, como si fueran textos perfectamente contemporáneos, no son más que justificaciones para el fundamentalismo religioso en un mundo donde la noticia de la muerte de Dios se expresa, precisamente, en la dispersión de credos y la proliferación de sectas fundamentalistas.