jueves, 2 de octubre de 2014

Lo político en Carl Schmitt I: La despolitización y neutralización en las diferentes formas de Estado



      En el siglo XVIII, en Europa, los Estados no reconocían sociedad alguna como término contrapuesto a ellos. Se entendía que el Estado era una instancia superior a la sociedad, cualitativamente superior, como se expresaba en la filosofía del Estado de corte hegeliano: El estado mantenía el monopolio de lo político sobre lo social. Al ser el ámbito estatal ónticamente superior al social no era posible aún establecer entre ellos una relación de oposición.
     Sin embargo, los proyectos de Estado del  XIX pretendían hacer una separación entre el Estado y lo social, de manera que el ámbito político del Estado estuviera en oposición a lo que se consideraba de carácter social e individual; es lo que llamamos el concepto de liberalismo. La desvinculación de la sociedad con el Estado y lo político supone un concepto de libertad entendida como no injerencia en el ámbito de lo privado pero, he aquí su gran problema: si el Estado no es social no hay, entonces, un sistema de políticas sociales (ya que la política es una cuestión de Estado), por lo que la suerte que corren los más desfavorecidos es una cuestión de iniciativa personal o de organizaciones desvinculadas del Estado como es la Iglesia o las fundaciones sin ánimo de lucro. Es menester del adinerado filántropo, figura clásica en el imaginario mitológico anglosajón, ofrecer "fairness", como iniciativa privada, al necesitado. La libertad de no injerencia, libertad en sentido negativo, se le atribuye tanto al rico como al pobre: "eres libre de ser pobre, el estado no se inmiscuirá en tu pobreza": La religión, lo cultural, lo económico, lo jurídico, lo científico se oponían a lo político. Uno hacía negocios con el enemigo al margen de la política, lo cultural y lo religioso eran cuestiones de educación personal y familiar y de confesión religiosa y, como hemos visto, la salud y el bienestar social en general no incumbían en absoluto al Estado Inglés de mediados y finales del siglo XIX. Esta neutralización de lo político expone, para ello, una clara delimitación y definición de qué es lo político: lo opuesto a lo social; sin embargo, veremos que el Estado Total del proyecto soviético disuelve lo político en la vida misma de lo social hasta hacerlo omniabarcante: “en esta modalidad de Estado todo es al menos potencialmente político, y la referencia al estado ya no está en condiciones de fundar una caracterización  específica y distintiva de lo político"[1]
     La democracia y la entrada en el siglo XX suponen el establecimiento del Estado neutralizador de las relaciones en oposición entre sociedad y política, según los términos utilizados por el jurista alemán Carl Schmitt, siglo en el que la distinción cualitativa entre Estado y sociedad desaparece por completo en pos de la democracia. Aquí el estado termina identificándose con el concepto mismo  de “sociedad humana” para alcanzar así un estatus universal. Digamos que, como más tarde explicará el mismo Schmitt en La era de las despolitizaciones y las neutralizaciones, la negación del Estado liberal por el democrático supone una neutralización mayor que la que imponía el Estado liberal mismo al separar política de sociedad. Ahora todo será susceptible de politizarse, hasta tal punto que será imposible discernir qué sea lo específicamente político: ésta es, sobre todas las otras despolitizaciones, la más extrema, ya que invalida por completo el concepto de lo político.
    Desde esta noción de Estado, más allá de la democrática, nos adentramos en la de Estado total del bloque soviético. Aquí, la neutralización de las oposiciones que suponen el concepto de lo político, se hace evidente en el seno del propio Estado, al integrar en sí todo lo social, todas las fuerzas en oposición vitales. La supuesta despolitización de lo social del Estado del siglo XIX, se niega para alcanzar una neutralización mayor de lo político en la integración total de vida y sociedad en el Estado. Ya nada es apolítico y, mucho menos, la economía.


[1] SCHMITT, C. El concepto de lo político, Alianza Editorial, Madrid, 2009, pg 53.

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