24. Si, como dice
Aristóteles, la felicidad es autárquica y no sirve a otros fines, entonces la
sociedad de consumo está determinada a crear seres humanos dependientes e
insatisfechos, atrapados en un círculo vicioso del deseo. Es por eso que para
que el sistema de producción post-fordista pueda seguir funcionando necesita
que los seres humanos sean infelices. "Pues a quien es feliz le basta con
lo que tiene y no echa nunca nada en falta". Pero claro, para ser feliz
hace falta que la actividad del alma sea conforme con la virtud, tarea harto
difícil en un mundo donde se prima el vicio por exceso; y ya nos recuerda el
mismo estagirita que la virtud se encuentra "mesotes" en el término medio.
25. Al final me da igual
cómo se llamen: Aristóteles, Heidegger, Nietzsche o Schmitt. Al final tiro la
escalera y a tomar por saco. Lo que me queda no tiene nombres… al final. Y unos
me dirán que con ese autor no se puede hacer eso; y otros me dirán que eso no
se puede colegir de aquello otro. A unos y a otros tal vez haga caso pero, en
última instancia, ahí estará la mano de la Sofía para guiarme. Nada de lo que
salga de toda esta síntesis de ideas y mundos es propiedad mía. Vuestras ideas
son sólo vuestras en la medida en que las proferís, pero nada más. Nadie
"tiene ideas"; a nadie se le puede atribuir la propiedad de pensar
esto o lo otro. El pensamiento acontece, sin más, en esas maquinitas de
transpropiarse con el ser de las cosas que somos. El pensar es producto de unos
procesos onto-históricos de los cuales no somos agentes, sólo actores. No hay
un "sujeto histórico" que nos conduzca a nada. Hacemos y des-hacemos,
sin regla previa ni lógos
encarnándose en el mundo... y el precursante
oscuro de todo ello siempre permanecerá oculto. Mi síntesis no será mía; ni si
quiera "será"... la habrá, si la hay. No somos dueños de nuestros
pensamientos sobe el mundo. Es el mundo el que se dona como una cascada, como
una tempestad o un sueño de opio hacia nosotros, en la forma del pensar,
haciéndonos señas en el silencio, en la palabra aún no nacida. Y mientras tanto
habitamos el claro sin saberlo, dando a conocer que eso que surge del pozo y
resplandece es nuestro. ¿Se puede cambiar el curso de la historia? Más aún,
¿hay curso, de-curso, en la Historia? Sólo podemos aspirar a que el monstruo
que del pozo surge en el clarear del medio día pueda ser transducido como un
ángel o un dios posible "que rehúsa a aniquilarnos". Heidegger,
Rilke, Kant sublime o Lyotard. Qué más da, no son más que series que resuenan
en otras series de significantes, como el cordaje en un sitar infinito.
26. Me parecen fascinantes
esos famosos últimos aforismos del Tractatus, pero hay algo en ellos que me
rechina y es la mística trascendente que destilan. Sólo alguien que aún no ha
pasado por el ejercicio de matar la metafísica para recuperarla en la
contingencia, alguien que, tal vez deliberadamente ha rehusado a Nietzsche y es
ajeno a Heidegger puede pretender pensar que lo sagrado del sentido del mundo
es exterior a él. Hay aquí un anhelo de valores trascendentes y elevación que
resuenan a poesía cristiana y, como tal, me parece bellísima. Pero a mí se me
queda corto. Lo que acaece en el fenómeno entendido como lo entiende la
fenomenología hermenéutica lo hace como un dios teratomorfo y el sentido se da
en una copertenencia entre eso y el ser, sin necesidad de recurrir a lo
trascendente: en esa línea, que ha dejado de lado este joven Wittgenstein se
encuentra Spinoza, Nietzsche, Heidegger y si me apuras... hasta el propio
Zubiri cuando no recurre al concepto de "elevación" para dotar de
sentido a la materia. Pero claro, qué entiende Wittgenstein por
"mundo" no las cosas, sino el espacio lógico.
27. Que "la ciencia no
piensa" significa que cae irreflexivamente en los siguientes prejuicios:
1.
Entender que el hecho "desnudo" se nos da, así. Hay hechos más allá
de la interpretación a los que podemos acceder y, además, esos hechos nos son
ofrecidos por el mundo: lo que se viene llamando el "fenómeno".
2.
Todo hecho basado en experimentación científica es algo real, existe, tiene una
entidad real independiente de las condiciones de la experimentación, los
aparatos de observación y medida y el investigador.
3.
Sólo son hechos aquellos que pueden ser cuantificados y mensurados
4.
La causalidad mental y la causalidad en el mundo coinciden, son la misma: por
esa razón, por ejemplo, mediante el comportamiento animal o de los homínidos
puede explicarse el comportamiento humano.
5.
Las relaciones entre causa y efecto siguen leyes y forman parte de una estructura
lógica del mundo que es la misma que la estructura lógica de la mente.
6.
El mundo está regido por leyes necesariamente universales y verdaderas: el
universo es un cosmos no un caos.
7.
Por lo tanto la ciencia descubre relaciones causales universalmente verdaderas.
8.
El método científico como método hipotético-deductivo, si se sigue sin error,
descubre verdades del mundo necesarias.
9.
Que de hecho se dan relaciones de causa y efecto en el mundo y que no obedecen
en absoluto a instancias metafísicas como son la conexión causal, la
substancia, etc...
10.
Cualquier hecho del mundo puede explicarse mediante la reducción a las ciencias
naturales.
Todos estos prejuicios
científicos y alguno más que se me ha escapado son aceptados por una gran parte
de la comunidad científica (la gente que estudia física teórica, sin embargo,
no los tienen tan claros, está más cerca de la filosofía). De todas maneras,
esto no es ni malo ni bueno, sencillamente el científico al desarrollar su
labor no tiene por qué tenerlos en cuenta en tanto que prejuicios, ya que no es
la reflexión crítica sobre la ciencia el objeto mismo de la ciencia, sino que
lo es de la filosofía: en concreto de la epistemología y la filosofía de la
ciencia y, por supuesto, en última y originaria instancia, de la ontología.
Esta es la razón por la que la ciencia ni piensa ni necesita pensar, la ciencia
no hace Sofía ya que se remite a la naturaleza de su objeto de estudio, no a
las condiciones de posibilidad de que haya "estudio", "objeto"
y el modo en el que la naturaleza se nos da y la entendemos; razón por la cual
la ciencia no piensa y, cuando lo hace, pues te sale un Schrödinger o un
Aristóteles. Cosas de la vida.
Post-scriptum: realmente el
punto uno y cuatro son contradictorios, porque 1. supone una realidad extra-mental
de los hechos más allá de la mente y la interpretación (realismo) y 4. viene a
decir que las estructuras lógicas que subyacen al mundo son las mismas que la
de la mente, luego tenemos un idealismo. Para que esto fueran tesis del Círculo
de Viena (neopositivistas) habría que abandonar todo viso de idealismo y proponer
que hay un isomorfismo entre hechos y proposiciones lingüísticas, de tal manera
que el lenguaje pueda reflejar la estructura lógica que subyace al mundo: así
tendríamos que los límites del conocimiento son los límites del decir. Pero
bueno, todas estas contradicciones se dan inconsciente y acríticamente en la
filosofía de la ciencia que de fondo tienen científicos, divulgadores y
lectores poco avispados.
28. Hay que ser imbécil para
pensar que cuando la filosofía se dedica a lo suyo, lo indisponible, es
entonces cuando ha abandonado sus límites para transformarse en literatura y
perder todo viso de cientificidad. Esos que entienden la filosofía como saber
de segundo orden, anclado al comentario y fundamentación de las ciencias
físico/matemáticas; también bien los que la cultivan como un lenguaje en modo
subjuntivo que tímidamente habla sobre lo deseable, lo que podría ser, pero que
no es auténticamente filosófico, ya que en ella no puede mostrarse sino sólo
expresarse. O pero aún, los que creen que la filosofía puede descubrir unos
valores objetivos subyacentes al mundo, o que en cuestiones de ética se dedica
a prescribir normas de conducta o ensalzar valores de la comunidad... valores
éticos. Filosofía confundida con moralismos, epistemología, literatura... El
Pensar lo es del límite de lo expresable, porque su objeto es el ser, que se
retrae en su donación, cuestión está histórica de nuestra metafísica. Eso no es
poesía ni literatura, tampoco un abandono de la dedicación a la filosofía.
Indisponible no es Inexpresable ni es inarticulable, tampoco el abandono de la
razón, sino su cumplimiento crítico como tal. La trans-modernidad no es un
asalto a la razón desde un exterior que ensalza el sentimiento y la intuición,
sino la labor crítica de la razón misma llevada, empujada a sus límites. Quien
piense que está fuera de los límites de la razón es un iluso; quien ataca
argumentando que otros han abandonado la razón se piensa en la posesión de una
facultad pura, no mancillada por el cuerpo y la temporalidad, en auto dominio
de sí mismo y su subjetividad trascendental. Eso sí que es poesía.