La Gran Política es musical, requiere de un
tempo, un "rythmus" problematizante, a nivel pre reflexivo. No
cuestiona una cosa en concreto, un ente, como lo son los presupuestos del
Estado, los Derechos Humanos, el paro en España, la ruptura del bipartidismo;
pero, no obstante, está presupuesto en todo ello. La phýsis aristotélica, la
natura naturans spinoziana, la tierra ocluida de Heidegger, que acaece como
posibilidad de lo abierto, del espacio; el lugar donde se hace posible un nuevo
NÓMOS de la Tierra en Schmitt. Esa maravilla inexpresable que se
encuentra en el espacio intersubjetivo, entre nosotros y que pocos tienen la
prudencia de predecir en el momento adecuado kairós (locos, pítiades de las
profundidades ahítas de vapores psicotrópicos). La Gran Política expresada de
manera magistral en la obra, que apunta a monumental, del maestro Luis Sáez Rueda:
El Ocaso de Occidente. El dios que aún puede salvarnos se esconde en la
corriente rizomática de lo no expreso, que el autor de esta obra se aventura a
articular, como pocos han tenido cojones de hacer. En un mundo donde todos
quieren análisis históricos, sociológicos y económicos, Luis Sáez obliga a
estas pseudociencias, sin negarlas, a hundir su interrogar en las raíces de lo
ctónico, de lo cual sólo tenemos la evidencia pulsante, hecha óntica demanda,
de nuestro devenir occidente ontológico. Y es que ya era hora de que alguien
señalase en qué consiste la Götterdammerung de nuestra cultura, aquello que aún
no nos lastra para realizar la gran política: A-GENESIA, en tu curro, en tu
vida, en tus hijos, en tu propio preguntar… pobres de espíritu. Incapacitados
para crear nuevos espacios, para lanzar nuevas fuerzas en las que no resuene el
espíritu de enganza, el síntoma, el phantom, el fantasma…
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